—
Y las azules, las del
abuelo, colócalas en esa otra maleta, la pequeña.
—
¿Por qué se tienen que ir
los abuelos, mamá? – la pequeña no pudo reprimir una lágrima culebreando
mejilla abajo.
—
No estés triste cariño –
consoló la madre, enternecida – los abuelos estarán mucho mejor en la
residencia, ya lo verás. Aquí ya no podemos atenderles bien y ellos necesitan
muchos cuidados ahora.
—
Pero mamá, nosotros les
cuidamos bien porque les queremos mucho – seguía resistiendo la nieta de forma numantina.
—
Claro mi cielo – la madre
paciente – pero ya no tenemos tiempo suficiente.
—
Mamá – al rato - ¿Por qué es
más importante el tiempo que el cariño?
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