miércoles, 27 de abril de 2016

SÍ QUE NOS REPRESENTAN



¿Merecemos la tristeza de líderes que nos han tocado en suerte?, ¿son dignos representantes de un pueblo incapaz de hacerse entender mediante el diálogo, la razón y la consecución del bien común? Sí, sin duda alguna.
¡Votemos pues! ¿Qué más nos puede pasar?

DE SOMBREROS Y FAMILIARES



Nuevo escándalo panameño a la palestra, pero viejas, ya, excusas del político (o famoso) de turno. No sé dónde vamos a parar. Asistimos con estupor al haraquiri de toda una generación de próceres que nos demuestran día a día tal altura de miras que no saben ver lo que esconde la alargada sombra de su entorno familiar. Personas que han sido encontradas dignas de que depositemos en ellos nuestra confianza y nuestro voto, cuando no el precio de una entrada de cine, que no es moco de pavo hoy día, y que son traicionadas por unos familiares sin escrúpulos, capaces de actuar en su nombre, creando sociedades pantalla (me resisto a los términos anglófonos teniendo un idioma como el nuestro, pero esa es otra historia), evadiendo impuestos y, encima, no haciendo partícipes de esa información a sus allegados.
Allegados que, transidos de dolor, abrumados por la responsabilidad, se ven en la imperiosa necesidad moral de conjugar el verbo dimitir. Allegados que, mejor les hubiera ido convocando un cónclave familiar, antes de lanzarse a la arena pública, para examinar en conciencia y a conciencia cualquier atisbo de felonía entre la caterva de cuñadas, hermanos, consuegros y Brutos en general. Ahora tan sólo les queda el derecho al pataleo de excluirles de su esquela, al menos de la política.
Este mundo era más feliz cuando Panamá era simplemente un sombrero.