Estaban
especialmente inquietos y la maestra, en su experiencia, tocó las palmas y les
dijo todos a pensar, la interrogaron desde el fondo de su inocencia y de sus
ojos de cinco años, tenéis que pensar lo que haríais vosotros si fuerais el
alcalde del pueblo, aprovechando que la campaña electoral estaba en apogeo, con
imaginación, tenéis que atreveros, sé música, sé color. Al cabo de un rato,
pequeño porque los pensamientos de los niños son tan naturales que brotan
espontáneos, comenzó a preguntar uno por
uno, yo pondría más bicis, yo quitaría los coches, yo haría un parque muy
grande con muchos lagos; cuando le tocó el turno a Alicia, la más pequeña, dijo
nerviosa, a mi me gustaría que el señor negro que está siempre triste a la
entrada del supermercado me sonriese, si fuese alcalde seguro que algo podría
hacer.
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