Más
de veinte años ya que falto de mi tierra de mis montañas, de mis ibones, que
añoranza. Siempre me pasa lo mismo en vísperas de un gran día, de una gran
victoria, debe ser la proximidad de la muerte que hace recordar la vida pasada,
lejana, feliz. Nos pasa a todos los compañeros, por eso esta noche reina el
silencio, aunque nadie duerme todos sueñan, unos con la gloria, otros con el
regreso, algunos con la muerte, los hay que incluso rezan, a pesar de estar
todos excomulgados por el papa desde hace más de un año.
Mañana
culminaremos nuestra venganza; nunca debieron asesinar a Roger de Flor, nuestro
general; su espíritu nos dirige, nos hace permanecer unidos, nos enaltece. Han
pasado muchas cosas de Galípoli, muchas batallas, muchos muertos.
Ya
amanece, ya se oyen los primeros rumores del campamento, ya comienzan las
arengas, no son necesarias, pronto solo se oirá el bramido almogávar de la Gran
Compañía Aragonesa, tiembla Neopatria, ¡por San Jorge!, ¡por Aragón!, ¡desperta
ferro!
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